En la Cumbre Europea de Fontainebleau de 1984 se acordó conceder un reembolso especial (reducción) al Reino Unido en relación con su contribución al presupuesto comunitario. La Primera Ministra británica, Margaret Thatcher, deseaba que se le devolviese “su dinero” y así se acordó. El reembolso británico se fija anualmente como una reducción de su contribución relativa al IVA para el año siguiente. Dicha reducción continuará aplicándose después de la ampliación de la UE. Los países candidatos más pobres deberán contribuir a compensar la reducción británica. Durante las negociaciones de adhesión, Polonia solicitó la exención de dicha contribución para 2003, solicitud que fue rechazada.
La reducción se consideraba una compensación al Reino Unido en relación con la Política Agrícola Común, que resulta muy onerosa para los contribuyentes y consumidores británicos y de la que el Reino Unido recibe unos beneficios muy reducidos.
El Parlamento de la UE no posee ningún tipo de influencia sobre la componente de ingresos del presupuesto comunitario, pudiendo únicamente intervenir en lo que respecta a los gastos.