En 1996 se descubrió que existía una relación entre la enfermedad de las vacas locas (EEB) y su variedad humana, la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (ECJ).
La UE decretó un embargo sobre las exportaciones de carne de bovino británica que duró hasta 1999. No obstante, mientras que, una vez pasada la crisis, otros Estados miembros levantaron dicho embargo y volvieron a importar carne de bovino británica, Francia y Alemania se negaron a hacerlo.
Al final se firmó un acuerdo relativo al final de las hostilidades denominado “protocolo de entendimiento”, por el que el Gobierno francés accedía a levantar el embargo y el Reino Unido aceptaba el desarrollo de nuevos proyectos de evaluación como una concesión simbólica a los franceses.